sábado, julio 25, 2009

País llamado Cortázar



Hace un par de meses, antes de las vacaciones, prometí que escribiría un pequeño homenaje al gran Cronopio, por su libro inédito y todo eso. Lo que no imaginé es que Julio me inventó primero, en el Último Round, como bien pueden atestiguarlo todos mis amigos que me saben medio obsesionado en la lectura de Wittgenstein. Curioso que en ese mismo juego de imágenes y palabras, Cortázar también respondió la pregunta más veces formulada al autor de estas líneas humildes: ¿de qué se trata yonosevivir? Dejo la imagen como prolegómeno —palabra que le encantaba a Julio— del futuro post que sustituirá en todo a este, y como invitación a la lectura del Último Round. Además un par de imagenes de la tumba del Cronopio, de su nombre junto al de Carol Dunlop. Ahí, ante esa lapida, con su animalito verde y solitario, escrita en dos nombres con sus fechas, encontré la mejor definición de amor, que ni con citas de Wittgenstein, ni de Marcuse ni de la puta que nos parió a todos. De eso se trata yonosevivir, de que uno no llega a ser cronopio, por más que lo intente, si es medio fama, medio esperanza.