jueves, abril 28, 2016

Estaciones 2015



A veces me gusta pensar en el tiempo que pasa uno habitando un libro como metáfora o correlato de las estaciones ferroviarias que se suceden al hacer un viaje. Estancias que se pierden apenas vuelve uno al movimiento y a la búsqueda del camino. Muchas de ellas se olvidan. Otras, en cambio, se quedan en la memoria, como Amberes o Linz. Así son los buenos libros, sitios a donde no siempre se llega con intención, donde no es posible quedarse de una buena vez y para siempre. Y sin embargo, son espacios que no se olvidan y que se dejan atrás con el deseo o el firme propósito de volver, con la nostalgia de haber podido pasar más tiempo ahí.
Los libros o estaciones memorables de 2015 están a continuación:

1. Casillas, Martín. Las batallas del general. Planeta de Agostini. Es la primera novela histórica mexicana que me atrevo a recomendar. La novela es en partes iguales un relato histórico, un canto lírico de amor sin juventud y algo así como la reflexión sobre la pertinencia de hacer novela histórica. Es memorable porque en el largo camino que he emprendido obligándome a leer autores mexicanos, es la primera que me ha entusiasmado.

2. Diederot, Denis. Jacques, el fatalista. Alfaguara. Cuando la buscaba para leerla, me pareció raro que no existiera una edición actual de esta novela en México. Ahora, después de leída y disfrutada, me parece insultante, doloroso, inhumano. La historia de Jacques y su amo requiere sin duda un granito de sal y algo de buen humor. ¿Será que no se edita en estas tierras porque no hay criterio, ni humor, ni nada?

3. Foer, Jonathan Safran. Extremely Loud and Incredibly Close.Marineer Books. Me acerqué a la novela con escepticismo; puesto que está escrita en torno al 9/11, supongo que se entiende la desconfianza. Y sin embargo, encontré un relato maravilloso sobre algo más que la tragedia específica o el heroísmo idiota del nacionalismo creído. Se acerca en cambio a esa necesidad que tenemos todos de buscarle un sentido a lo que no lo tiene. De encontrar razones, culpables, futuros. Un relato poco común sobre la necesidad de creer.

4. Jellinek, Elfriede. Los excluídos. Mondadori. Ya dije, es maravillosa.

5. Kazantzakis, Nikos. La última tentación. Cátedra. Esta novela duele. En todo sentido, duele. Judas duele. Cristo duele. Satán duele. Magdalena duele más. Los personajes de Kazantzakis se independizan del mito, alcanzan dimensiones más modestas y, en consecuencia, maravillosas en sus defectos demasiado humanos.

6. King, Stephen. The Talisman. Pocket Books. Navegaba sobre el báltico cuando terminé de leer esta historia emocionante sobre de un niño que busca salvar la vida de mamá, quien parece tener cáncer: "Yes. That was another truth his heart knew: the truth of her accelerating weight-loss, the truth of the brown shadows under her eyes. All through her, but please God, hey, God, please, man, she’s my mother—". Eso dice. Eso basta para justificar la lectura entera.

7. Marías, Javier. Así empieza lo malo. Alfaguara. La más reciente novela de Javier Marías es, lo mismo que casi todas sus narraciones, una obra maestra. Un juego de suspenso, de seducción y sobre todo, de pensamientos en torno al amor, el perdón y el daño que no puede repararse, ni superarse, ni olvidarse. Sólo se sobrevive. Así empieza lo malo,  y lo peor queda atrás...

8. McCarthy, Cormac. The Road. Vintage. Historia de supervivencia en el apocalipsis y profunda reflexión sobre la moralidad y la justificación de los actos humanos. Historia de amor paternal y desesperación materna. Live to carry the fire.

9. Murkherjee, Siddharta. Te Emperor of all Maladies. Scribner/Alfaguara. La biografía del cáncer nos habla de esa otredad en el propio cuerpo que es la muerte prometida, inevitable. Ya lo dijo Sabines: "El Señor Cáncer, El Señor Pendejo, / es sólo un instrumento en las manos oscuras /de los dulces personajes que hacen la vida".

10. Proust, Marcel. Por el camino de Swann. Alianza. Todo el mundo habla de las madeleine. A mí me parece que está sobrevaluado. Que hablen de Swann volviéndose loco de celos frente a la luz en la ventana equivocada. Que hablen del beso de mamá. Me cago en las madeleine.

11. Pullman, Phillip. His Dark Materials. Yearling. Quizá hago mal en agrupar las tres maravillosas novelas de Pullman en un sólo título, pero es precisamente porque sólo puede comprenderse su grandiosidad luego de leerlas todas, una tras otra. La mezcla perfecta de ciencia y fantasía, de reflexión sobre las fronteras entre la fe y el fanatismo, de novela juvenil. Es una cosa bella. Hasta le aplaudo que usara a Milton para nombrar a la trilogía, compuesta por las novelas: The Golden Compass,  The Amber Spyglass, y The Subtle Knife.


12. Sacheri, Eduardo. El secreto de sus ojos. Alfaguara. Una tragedia en el sentido más clásico del término. Todo el mundo sufre, todo el mundo llora. Y sin embargo, ahí está la belleza, en la reflexión misma que hace la novela sobre su posibilidad. Sobre el sentido de la escritura. Sobre el deseo de preservar la historia o la memoria que son dos formas otras de decir dolor.

13. Schopenhauer, Arthur. On the fourfold root of the principle of sufficient reason. Prometheus Books. Esquemático, revelador, claro, contundente. Así es como se hace filosofía. Ya dije.

14. Young, William P. La cabaña. Diana. Chocará que alguien como yo recuerde con gusto un libro como este, dedicado por entero a explorar la relación entre el hombre y Dios. Pero es un libro humilde, sin pretensiones de prédica o justificación, sin ortodoxia. Cuenta su versión, su fe y su consuelo. Y lo hace de una forma hermosa partiendo de una desgracia que es lugar común pero no por eso deja de suceder todos los días. Me gusta porque es un relato limpio y dice con honestidad lo que quiere decir.


Hablando de libros. ¿Conocen a Julieta, la de Romeo? Por John William Waterhouse...