viernes, noviembre 03, 2006

Más Coincidencias

Esto se veía venir hace rato, pero no quise escribirlo hasta que hubiera sucedido. Se veía venir aún antes de que fuera algo cierto. Seguro parece paranoia o buscarle sentido a lo que, en realidad, no lo tiene. Pero es algo que me ocupa el pensamiento. La historia es más o menos la que sigue:

Ella me dice su dirección, como un futuro posible, para conjurar un encuentro que sucederá algún día. Soy despistado y carezco de sentido de la orientación; en consecuencia, lo primero que hago es revisar el mapa para encontrar la manera de llegar a donde ella vive. No quiero estar perdido y en ridículo cuando llegue el momento de visitarla en casa o llevarla luego de una cita. Con el dedo, recorro líneas que representan calles, busco la manera más sencilla de llegar a la línea que conjura mi futuro. Mi dedo recorre unas letras que dicen, sin que pueda sorprenderme ni estar tranquilo, Agustín Yáñez.
Para llegar hasta ella, tengo que pasar por la calle de Agustín Yáñez. Es inútil repetir lo que he escrito antes. Todo está en posteos anteriores. Sería inútil mentir. Cuando juego al adivino, sucede que todas las señales coinciden aún a pesar de mí. Su mirada me llegó como un Disparo al Corazón, el único que hacía falta para darle muerte a mis tristezas. Antier la llevé a casa y pasé por Agustín Yáñez. El milagro sobre las yermas Tierras Flacas empieza a operarse. Es día de muertos, para colmo; como dijo Benedetti, y aunque a veces sea difícil entenderlo, todo verdor renacerá. No importa cuanta tristeza, cuánta aridez, cuanto dolor. Todo se olvida y uno empieza de nuevo. Estamos condenados a vivir.

Noviembre 03, 2006
11:00 Hrs.

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