viernes, julio 07, 2006

Saber Vivir

Conozco una mujer que prefiere hacer el amor en el asiento trasero del coche, en cualquier callejón obscuro, que ir a un hotel. La razón, me explica, es que el coche es suyo o, en su caso, del amante y el hotel es de todos o de nadie. Poetizando, invento estas palabras: "Vivimos la vida en lugares prestados. Hacemos el amor en camas que no tendemos y dormimos juntos en cuartos que nunca hemos habitado". Cuando ese pensamiento viene motivado por el exilio mental de una mujer en un bonito cuarto de Hotel, algunos sospechan que no sabe vivir. Al final, el asunto se resuelve cuando las incompatibilidades entre su fe sin razón y la razón sin fe del que piensa, producen el rompimiento, el ateísmo amoroso. Si no me creen, pregúntenle a Simone de Beauvoir. Después de todo, quienquiera que se esté tirando a la mujer en el asiento trasero del auto, debe saber que ella también es prestada. Ella debe saber que su amante es prestado. Lo de la vida prestada no es más que un espejo pues, supongo que lo mismo que la cama del hotel, la pureza de mi conocida ha sido horadada por gente que la tuvo prestada un rato y no se detuvo a lavarla al día siguiente. Ella sí se lava diario y supone que con eso es nueva cada día. Que con eso se limpia y borra el paso de sus amantes por su cuerpo y por su alma. Dicen que ella crecerá y se dejará de cosas. Dicen que uno se da cuenta de que ha crecido cuando ya no importa si se es propio o ajeno, prestado o comprado, cuando se deja de remilgos, imaginaciones y apariencias. Si saber vivir es saber transigir con la realidad, renunciar al ángel para apreciar las glándulas, yo no sé vivir. Si saber vivir es aceptar que uno está sucio y usado, que no es más que un préstamo temporal o una imágen de su historia, yo no sé vivir. Si saber vivir es suponer que uno no puede limpiarse, que no puede inventarse otra vez cada día, prefiero la locura. Yo no sé vivir. Prefiero andar a horcajadas entre la fe y la razón, en la paradoja que significa susurrar al oído de una mujer: "Eres un ángel. Con glándulas, pero ángel al fin y al cabo".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Carrizo e Incienso.
Nunca te detengas, que lo tuyo lo tuyo, es esto de escribir, y lo nuestro lo nuestro es lo otro, que es leer-te.
Te quiero mucho
Omar Díaz Valderrama

Anónimo dijo...

Existir sin escribir !!??
el poder ESCRIBIR.......
un don, una obligacion, una necedad,.... ¡el deseo de Papà !!!
obtengo hijo mio el dulce obsequio de tus letras escritas, que me llenan de gusto

Sigue escribiendo por favor
Gracis.

Anónimo dijo...

Vaya, que grata sorpresa es este post...
Creo que comparto eso de que no se vivir, a veces también me siento compartida otras solo, sola en el aparador.
Lo cierto es que me gusta lo que leí y espero encontrar nuevas entradas.

Saludos, Izchel.