Hace no sé cuanto tiempo tenía deseos de hacer lo que hice hoy. Esperé a que la familia se fuera de la casa y subí a la azotea armado con un café y un libro. Estuve ahí durante unos cinco capítulos del relato abogadil de Grisham en turno acompañado por ese rumor del cielo abierto que no puede escucharse en la ciudad más que refugiado en un tejado. Acompañado por el ocasional maullido del gato que no se animó a subir conmigo hasta lo más alto. El cielo nublado y las calles vacías, la ciudad con sus sonidos vagos. El viento frío e incansable intentaba arrancarme las páginas de en frente de la mirada. La frase ronda mi cabeza todavía, generando cierta nostalgia lo mismo que ese cambio de actitud en el abogado rico y exitoso que nunca seré. E, de repente compreendi que o tormento dolorosamente pungente não era a ausência de Lolita a meu lado, e, sim, a ausência da sua voz naquela harmonia. Me resulta difícil creer que hayan pasado dos años y la herida siga abierta en algún modo a través de esta nostalgia. Esa ausencia de su voz en medio de una armonía que siempre me ha sido ajena. Fue muy agradable estar solo, escuchando al viento; es increíble lo difícil que resulta encontrarse con el cielo cuando uno vive atrapado en la seguridad de las cosas de las que no está completamente convencido.
Martes, 01 de Enero de 2007
23:12 Hrs.
13 comentarios:
erick, (sonará cursi) haz logrado humedecer mis ojos, sólo un poquito.
me fascinó ver que no necesité del traductor para entender la frase...
vaya, cuanta sintonía.
Los Miserables, el mejor libro que he leído, aunque no mi favorito...
Hay magia en las azoteas...he tenido algunas solo y una acompañado...
un abrazo
¿Eres abogado?
Saludos.
Ferrán: Creo que no he sido yo, sino la nostalgia. Lo que une a los que se piensan.
Vizco: El libro está increíble, se perfila para ser uno de los mejores que he leído. Great minds think alike!
Mielina: Pues... sí, entre otras cosas. ¿Es acaso pecado?
:) pasé, te leí y como siempre me pareció hermoso.
Vecino:
Siendo algo tarde ya, no puedo evitar pasar a dejarte un fuerte abrazo por el año nuevo; numerosas actividades me tuvieron lejos de la Web y en verdad extrañaba tus letras.
Feliz Año!
Un beso enorme.
Nunca he estado en uan azotea..
feliz año mexicanito, disculpa lo pérdida..
te quiero
vaya romanticismo erick....
acostarte en el piso clavar los ojos al cielo y buscarle formas a las nubes, hasta que salen las estrellas y empiezas a unir constelaiones solo en silencia quias unos pajaros... esos momentos son tan perfectos , sublimes, que no deseas q se acaben
pero por tristeza no suceden muy a menudo.
besos
Y luego prendiste unas velas aromaticas y alinaste tus chacras con el universo no?. pinche hippie.
ya regresa al heavy metal carnal.
Tu carnal que quiere verte bien...
Ferran: Un poco, sí. Supongo que leer a Goethe me ha afectado el cerebro.
Morcef: También es uno de los mejores que he leído, aunque eso sí, no lo leí en la azotea.
Mielina: Me gusta más pensarme en otros términos pero sí, entre otras cosas, soy abogado.
Isa: Gracias! Y te regalo un post de puro agradecimiento.
Rosa: Creo que lo que los hace tan especiales es que no suceden a menudo sino de vez en vez y sólo cuando hace falta.
Carnal: Jajaja pues no tiene nada de malo una pequeña terapia hipie/holística/herbolástica para probar no?
Vecina: Qué alegría recibir tu visita! Se te extraña siempre.
Nykka: Tienes tiempo para subir a una y dejarte llevar. Me alegra verte de nuevo por aquí.
No me gustan las azoteas porque tengo vértigo, pero si me gusta irme a buscar el silencio y el viento con un buen libro...
Un besote!
Nos leemos ;)
Y no sé por qué adoré todas las palabras.
Saludos.
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