Hace muchísimos años que leí "Aurora" del gran Friederich Nietzsche (algunos le agregan el Wilhelm, pero para mí siempre ha sido el buen Federico). Leo de nuevo "Aurora" en parte por decisión y en parte por cuestiones del destino: durante el último semestre me he visto orillado (más bien obligado) a leer otra vez los libros que me hicieron crecer. En cada uno, una pequeña clave de lo que soy ahora. Es un proceso curioso re-conocerse por el espejo perpetuo de los libros, apreciar el cambio... En todo caso, Nietzsche fue algo así como pieza clave y si alguna vez se me pide que describa mi carácter, lo haré citando al gran Federico:
498. No exigir. ¡No le conocéis! Es verdad que se somete con facilidad y libremente a los hombres y a las cosas y que tiene bondades para unos y otras; todo lo que pide es que le dejen tranquilo —pero es a condición de que ni los hombres ni las cosas le exijan sumisión—. Toda exigencia le vuelve orgulloso, áspero y belicoso.
No sé si me inventé a partir de Nietzsche, lo que me parece maravilloso es el modo en que un aforismo leído de pasada y con la urgencia de quien lee en un libro prestado, llega a ser causa y efecto de lo que uno se hace.
1 comentario:
Hermano, todos los libros dejan huellas indudablemente, pero en estos tiempos los blogs también, el tuyo es uno de esos blogs que me han dejado huella.
Publicar un comentario