viernes, diciembre 04, 2009

Variaciones sobre un tema de amor (2)


2. Y es que al principio es poco lo que hace falta para ser feliz. Basta un instante, un momento pequeño y hasta preciso. Es fácil ubicar esa felicidad y hacerse un lugarcito ahí en medio,una representación o simulacro con palabras o dibujos. No cuesta imaginar, por ejemplo, a Seurat guardando avaro un instantede felicidad en el tiempo puntillista. Basta mirar el cuadro, leer las letras, cerrar los ojos y concentrarse en esa primera vez, Fausto, en que viste que viste a Gretchen, esa primera vez, Lou-Andreas, en que cruzaste palabra con Rilke. Felicidad sencilla, felicidad de principio, felicidad que por su claridad llena el mundo y ciega como la primera luz de Prometeo, pero que por lo mismo, lleva o arrastra el castigo y la obligación como eterna compañera.

Hace falta poco cuando uno está aún hundido en el abismo o la obscuridad y pide apenas un rayo de sol o una gota de rocío para recibir alivio. Cuando uno está solo, antes de conocerte, sin saber siquiera, sino por ausencia, por los espacios vacíos, el contorno de tu sombra. Entonces, al principio, ni falta hacen tu nombra ni su contorno para sonreír a oscuras; bastaba entonces esperarte, mirar el vacío y suponer tu posibilidad como consecuencia. Al preso Montecristo le bastaba apenas la ilusión de ser libre para serlo. Pero apenas asoma un cambio y la nuez de Hamlet queda justa y se encoge cada vez más.

Así cuando te vi la primera vez renuncié a los infinitos mundos y quise repetir sólo tu sonrisa ¿Cuánto dura tu sonrisa, la primera? Tiene fecha de vencimiento, lo sé, y ha llegado, pero no supe cuándo. Acaso al saber tu nombre o al comprender con algún grado de certeza, que podré verte sonreír casi cada uno de los días que llenarán los próximos años. Murió tu sonrisa cuando dejó de ser excepcional, cuando se repitió. Pero lo mismo, y aunque hubiese sido esa tu única sonrisa, tarde o temprano se habría transformado de felicidad en tortura, arrepentimiento y muerte.

Al principio basta un poco para ser feliz. Pero el deseo o la necesidad no conocen límites, dejan lugar en silencio a la ambición. Un instante breve de felicidad basta para tener ambiciones toda la vida, para amargarse cada instante con la intuición de lo que hace falta, con el desprecio de lo que se tiene o tuvo y que ya no basta ni bastará nunca más para ser feliz. Bastaba un poco, pero después, por la ambición natural de la felicidad y el deseo, ya no bastarán ni el mejor de los mundos posibles, ni la suma de todos los mundos posibles. No hay final en un universo en expansión, no hay puntos de atracción ni límites. Ni siquiera el eterno retorno sirve de consuelo porque siempre hace falta más y la repetición o el olvido no son suficiente. Tu sonrisa me puso frente al umbral del tiempo, ante el infinito, pero tengo que rechazarlo, porque no me basta.

Una gota de agua, como pedía el viejo rico a Lázaro, no es consuelo entre las llamas del infierno. Cualquier felicidad es al principio enorme, pero en un instante queda insignificante. Así, ni volverte a ver, ni recibir tu sonrisa son ya ni la sugerencia de una alegría pasajera. Un breve consuelo hace el tormento más terrible. Y mi tormento es no tenerte. Tenerte ajena y a ratos es peor que la peor de mis palabras. La primera vez que tu piel tocó la mía en un beso sugerido casi al aire, en ese saludo casual entre pasillos y desconocidos y todo lo demás. Eso no es consuelo, es dolor. Porque ahora espero y necesito ese beso sugerido todo el tiempo, al despertarme, al salir de casa, al volver, en el auto, en el trabajo, en la vida, en la muerte, y en el brevísimo intervalo entre una y otra letra de las que componen este escrito que nunca te alcanzará como eres ahora, antes de saber que tu piel me llama. La silueta de tu sombra, tu rostro desconocido, tu primera sonrisa, tu nombre, tu piel, todo se transforma antes de que pueda disfrutarlo y eternizarlo, en una añoranza perpetua que, como la estrella de la mañana anuncia el amanecer, pero no disipa las tinieblas.

Te quiero. Hasta ahora lo escribo. Tras pensarlo mucho, tras dudarlo más. Te quiero y eso no basta para ser feliz, es muy poco. Te quiero y duele, porque al decirlo, al escribirlo, debo aceptar también que mi deseo de verdad es que nunca se cumpla mi cariño, que no deseo que se cumpla mi deseo. Quiero tenerte siempre lejos y siempre cerca, pero en ningún caso tenerte toda. Quererte es jurar la maldición eterna de buscar la felicidad todos los días y renunciar a ella cada instante. Ceguera voluntaria de tu piel, de tu rostro y tu sonrisa, deseo de tenerte toda e infinita, deseo interminable como la tormenta misma de posibilidades que te forman y no, que te definen por ausencia y presencia, potencia y acto. Te quiero, y eso significa que ni aún la suma de todos los instantes tuyos, los vistos y perdidos, los posibles e imposibles, pasados y futuros, serán suficientes para hacerme feliz. En tu sonrisa renuncio a la felicidad para acercarme siempre, a cada instante, sin llegar nunca. Eterna división de la distancia.

Al principio es fácil ser feliz. Pero ese principio es también la trampa de la angustia, la renuncia, la muerte en vida. Es infinita la búsqueda de tu sonrisa, no puedo resumirla ni en tu nombre, que ahora me parece vacío, insuficiente. Y así, al levantar la pluma, aunque admito que te quiero no me atrevo a escribir tu nombre, porque eres mi felicidad y por lo mismo, el dolor que no termina.


—Und alles war neben dir geschrieben—


17 de Noviembre de 2009


9 comentarios:

Flakicienta dijo...

Pues si la felicidad mata? que tendria de malo eso?, que tiene de malo morir, cuando alfinal ya se fue feliz? y que mejor momento que morir cuando la felicidad llego a ocupar todo oscuro y todo claro espacio que el alma tenia encima???

a mi me agradaria morir feliz...
a ti no?



p.d. Me gusto, sin entender la frase final!

Ferran dijo...

todo se resume en el ultimo parrafo, que por cierto, y como de costumbre, a mi tambien me explica... somos viajeros del mismo barco de la melancolia, quien lo dirije hermano? Hamlet, el eterno melancolico quiza?, en que clase de aguas navegamos marinero? monesvol nos guia?

la palabra es trizes, que no me recuerda nada pero me suena interesante

Miguel dijo...

Tienes poca fe en el amor. Yo creo que no siempre conseguir el deseo lleva a otro mayor en su caso.

Porque, aunque estes con quien quieres, la vida se encargar'a de darte bofetones para que no puedas disfrutarlo como te gustaria.

Me parece un error limitarse a uno mismo, aunque entiendo tu postura y la idea que hay detras.

ferran dijo...

palabra googlera bramo, bramamos pues?

Anónimo dijo...

¡Wow Que hermoso....

Pancholira dijo...

orale pusss... chale. Ora si te me filoso faste mucho. Todo se arregla con un acostón. O ke?!

Erick dijo...

Flacki: También a mí me gustaría, pero a veces el momento es tan fugaz, que se va antes de que uno se de cuenta.

Ferrán: Trizes, tristes trizas de melancolía, hermano.

Miguel: Eso es exactamente lo que quiero decir. Que el mundo siempre se mete y que el deseo siempre crece.

Anónimo: Muchas gracias!

Pancho: Naa, pura poesía, casi nada filosófico. Cuando llega la musa... Ya escribe algo, family man!

Anónimo dijo...

Te encontre de casualidad, tus palabras resumen sentimientos que jamas pude expresar, sos bueno, saludos.

Erick dijo...

Anónimo: Gracias. Lástima que como se verá después, para ella no tuvieron importancia.