- Caravaggio, Michelangelo. San Jerónimo -
Samsara
-Es para ti, ya sabes.
For years.
For entire lives.
She is not here to hold my fucking hand.
For her hand. I am not.
For her heart. I am not.
I am not at all.
My nothing-hand was useless.
Blind-walking. Wavering steps.
Trembling hand that she is not here to soothe.
Once, she was.
Every act. Every step. Every try and tumble.
Her hand was north and memroy and remorse.
Eevery thing was in her hand.
Samsara in her fingers.
Nirvana in her palm.
Her soothing hand.
Her soothing hand.
Her wounding hand.
For her hand. I am not.
For her heart. I am not
I am not. At all.
I am sorry.
I have said it many times.
To the night. To the echoes. To the absence.
I am sorry.
Written a thousand times.
With this trembling hand that she is not here to soothe.
My hand stretched out still.
But she is not here to hold my fucking hand.
I wish she were.
I wish I was.
In life. Real or imagined.
In death. Feared, future and all-encompasing.
In love. Betrayed.
In guilt. Unforgiven.
In hope. Ever fugitive.
In absence. In echoes. In nothing.
In her disbelief. Unabiding.
In our last day. Shared or unknown.
Everywhere. Everywhen.
From every wound, scar and healing touch.
I reach out. My hand stretched out to her. Forever.
And she is not here to hold my fucking hand.
Blind-walking. Wavering steps.
Trembling hand that she is not here to soothe.
I am not.
For her hand. I am not.
For her heart. I am not.
For her. I am no-thing.
To her, I am nothing.
And she is not here to hold my fucking hand.
My trembling hand.
My fucking hand.
My nothing hand.
My nothing.
- Merson, Luc-Olivier. Esmeralda y Quasimodo. -
Años.
Vidas enteras.
Ella no está para calmar mi mano temblorosa.
No estoy para su mano.
Para su corazón.
Para nada.
Mi mano maldita e inútil.
Andar de ciego.
A tientas.
Hacia la oscuridad estiro los dedos temblorosos.
Y ella no está aquí para tomar mi mano.
Aunque estuvo.
Cada acto.
Cada paso.
Cada intento y traspié.
Su mano como norte y memoria y arrepentimiento.
En su mano.
Samsara de sus dedos.
Nirvana de su palma.
Su mano que es herida y es consuelo.
Pero yo no estoy para su mano.
Para su corazón.
No estoy.
No estoy.
No estoy.
Para nada.
Lo siento.
Tantas veces dicho
a la noche,
al eco,
a la ausencia.
Lo siento.
Escrito mil veces.
Con esta mano temblorosa
que ella no está aquí para calmar.
Quiero estar.
Y tiendo mi mano.
Pero ella no está para tomar mi mano.
Le tiendo la mano.
Pero ella no está aquí para tomarla.
En la vida
real o imaginada.
En la muerte,
temida, futura y que todo ocupa.
En el amor,
traicionado.
En la culpa,
sin perdón.
En la esperanza,
siempre fugitiva.
En la ausencia,
que es eco y nada.
En su incredulidad,
que no cambia.
En nuestro último día,
compartido o desconocido.
En todas partes.
En todo tiempo.
En cada herida,
en cada cicatriz,
en cada caricia.
Me estiro.
Mi mano estirada hacia ella.
Para siempre.
Y ella no está aquí para tomarla.
Andar de ciego.
A tientas y con mano temblorosa,
que ella no está aquí para calmar.
No estoy para su mano.
Para su corazón.
Para nada.
No estoy — Ella no está
No estoy — aquí
No estoy — para tomar mi mano.
Mi mano temblorosa.
Mi mano.
Mi nada.