Pienso en formar una lista con los nombres de las personas más importantes en mi vida, cuyo efecto duradero aún se siente y se descubre en mis acciones. En más de una situación puedo decir: esto lo hago así porque conocí a.... o porque compartí una situación similar con... etc. Mi yo se compone de conductas aprendidas, copiadas. En algún modo no soy más que la suma de aquellos que me han marcado. La lista sería una manera de agradecer, de explicarme; de permitir el rastreo de su influencia hasta mí. Puede ser algo lindo para muchos, acaso para otros sea una ofensa que grabe su nombre junto al mío. No son muchos nombres, ni siquiera me he puesto a buscarlos o a contarlos. Quizá ameriten una explicación. Quizá a nadie más que a mi le importe la suma básica de mis recuerdos, la explicación de lo que soy. No creo que sea una explicación racional sino intuitiva. Me da, por otro lado, un poco de miedo hacerlo. Quién sabe qué descubra, sobre todo porque casi todas esas personas ya no están conmigo sino en recuerdo, en ausencia. Me da miedo acaso explicar la soledad como algo que proviene de mí y no de fuera.